El
pase es la gratificación al esfuerzo de quien está
al lado nuestro y comparte nuestros mismos colores. Es la destreza
que distingue al rugby de los demás deportes. ¿Y
qué es una destreza? Cuando a la técnica, que
se adquiere mediante ejercicios de repetición, le agregamos
la habilidad que nos permite realizarlos con oposición,
habremos incorporado una destreza.
Todos sabemos que el mantenimiento de la posesión
es el cimiento sobre el que debe apoyarse todo equipo
con pretensiones de lograr el éxito. Pero ¿cómo
logramos mantener el control de la pelota?, si nuestros
jugadores no son capaces de pasarla con eficacia o agarrarla
sin que se les caiga.
El pase para ser efectivo debe realizarse en el momento justo, para dejar siempre a un compañero en posición favorable. Lo primero sería: dejar que la pelota haga el trabajo por uno. El cuerpo debe ser el vehículo que le permita a la pelota trasladarse en forma natural, desde donde viene, hacia donde irá. La razón por la cual los buenos jugadores tienen tiempo para cambiar de dirección sobre la marcha una vez que reciben la pelota o están por efectuar el pase, es porque saben usar la plasticidad de su cuerpo. Los jugadores habilidosos tienen una perfecta coordinación en sus manos, pies, ojos y cerebro. Ya que nadie ha nacido con todas las destrezas incorporadas, resulta obvio, que si un jugador ha adquirido una habilidad, seguramente ha sido luego de haber realizado un trabajo duro, rutinario y continuado. No todos los jugadores dedican el mismo tiempo y el mismo esfuerzo para mejorar sus destrezas, pero sin embargo, sólo la dedicación y el empeño en el entrenamiento crean mejores jugadores, mejores equipos y como consecuencia: mejor juego. No hay mayor frustración que practicar un deporte cuando sabemos que nuestra habilidad es escasa. Los jugadores de calidad son dueños de ese sexto sentido que les permite conocer, percibir o intuir, cuáles son las destrezas que deben emplear en cada una de las situaciones del juego. Los buenos jugadores saben traducir ese talento a la acción, plasmando los movimientos que tanto han practicado en forma ya casi intuitiva y mecánica.
Muchos
entrenadores están tan obsesionados con el juego
táctico y posicional que se olvidan de dedicarle
mayor tiempo a la práctica de los conceptos básicos
del juego, el ABC sobre el cual debe construirse la
estrategia. El equilibrio y la plasticidad son la base
del buen manejo de la pelota, sobre todo, cuando el
jugador va corriendo a toda velocidad.
El portador debe correr llevando la pelota firme
y lista para poder pasarla, aun en el momento menos
pensado. Esta carrera armónica transfiriendo
todo el peso de un pie al otro, nos permite en el instante
en que lo decidimos, realizar un imprevisto cambio de
dirección. El receptor debe atacar la pelota
(no esperarla) para ganar ese segundo que será
esencial para hacer llegar velozmente la pasdelota al wing.
Es necesario saber que en 2 segundos un jugador avanza
8 metros.
Fundamentos
del pase
El
pase debe ser veloz, preciso, controlado y dirigido,
de modo que le permita al jugador tomar la pelota a
la carrera. Las manos del receptor deben permanecer
quietas y deben marcarle al pasador, el lugar donde
quiere recibirla.
Cuando el portador realiza el pase, su trabajo consiste
en que la pelota le llegue al receptor, suave (no un
balazo) y con tiempo y espacio suficiente como para
poder decidir qué hacer con ella. La pelota se
debe agarrar, frenándola con una mano y asegurándola
con la otra. El secreto al efectuar el pase es que la
mano que está detrás de la pelota (la
derecha si está pasando hacia la izquierda, y
viceversa) es la responsable de darle la fuerza al pase,
mientras que la izquierda le da la dirección
al zeppeling. En un buen pase es importarte que la pelota
se dirija hacia la mano externa del receptor. Esto permitirá
que el pase no sea al cuerpo para poder mantener la
velocidad de carrera. Al efectuar el pase, las manos,
la cabeza y el torso deben girar al mismo tiempo como
una unidad sobre el pie que soporta el peso del cuerpo.
El
pase debe ser dirigido hacia delante del receptor –se
debe pasar al espacio no al cuerpo– y tiene que
ir a la altura del pecho. De esta forma, el receptor
puede ver a su marca, en la misma línea de la
pelota. Si
en cambio la recibe a la altura de la cintura, al bajar
la vista para ver la pelota, pierde de vista a su marcador.
El receptor antes de recibir la pelota ya debe tener
en mente la ubicación del apoyo disponible –cercano
o profundo–. Todo jugador debe ser capaz de mantener
la pelota fuera de la zona de tackle. El contrario podrá
agarrar al jugador pero nunca la pelota. Los jugadores
también deben tener la habilidad para sacar un
pase rápido por arriba de sus hombros, sobre
su cabeza y por debajo de sus rodillas. Cuánto
mayor sea el repertorio de pases que podemos realizar,
más posibilidades tenemos de mantener el control
de la pelota. Un pase veloz a un apoyo cercano no debe
ser un pase fuerte (misil) imposible de agarrar.
Requisitos
básicos para un buen pase
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